En Clínica Simarro sabemos que el ejercicio es una herramienta poderosa en el tratamiento del lipedema. Sin embargo, no todo tipo de actividad física es recomendable.
El lipedema afecta al tejido graso de forma inflamatoria y crónica, pero también compromete al tejido conectivo, lo que hace que muchas pacientes presenten hiperlaxitud ligamentosa, inestabilidad articular y dolores frecuentes. Por eso, la práctica deportiva debe ser adaptada, guiada y respetuosa con las características de cada cuerpo.
Además, en algunos casos —menos frecuentes, pero clínicamente relevantes— esta hiperlaxitud puede formar parte de un síndrome de Ehlers-Danlos hipermóvil (hEDS), una enfermedad del tejido conjuntivo que exige una evaluación y diagnóstico diferencial especializado. Entender esto permite evitar ejercicios lesivos y apostar por rutinas terapéuticas de largo recorrido.
El ejercicio en el lipedema: una necesidad, pero con matices
Una de las frustraciones más comunes entre las pacientes con lipedema es ver que, a pesar de estar activas, no logran reducir volumen en las piernas o brazos. Esto se debe a que el tejido graso alterado por el lipedema no responde igualal ejercicio convencional que la grasa común. Aun así, mantenerse activa es clave para:
- Mejorar el drenaje linfático.
- Reducir la inflamación local.
- Estimular el retorno venoso.
- Disminuir la sensación de pesadez.
- Favorecer el equilibrio emocional.
- Prevenir el empeoramiento progresivo de la enfermedad.
Hiperlaxitud ligamentosa: el factor olvidado
La hiperlaxitud ligamentosa es extremadamente frecuente en pacientes con lipedema, aunque a menudo pasa desapercibida. Se caracteriza por una elasticidad excesiva en ligamentos, lo que puede causar:
- Dolor lumbar, cervical o en rodillas.
- Inestabilidad articular.
- Mayor riesgo de lesiones con impacto o cargas mal distribuidas.
- Alteraciones posturales que perpetúan el malestar.
En algunos casos, esta hiperlaxitud no es solo un rasgo aislado, sino parte de un síndrome del espectro de Ehlers-Danlos hipermóvil (hEDS), que puede acompañarse de fatiga crónica, trastornos digestivos, intolerancias alimentarias y dolor generalizado. Aunque no es frecuente, es fundamental saber detectarlo para adaptar aún más el plan de ejercicio y tratamiento.
¿Qué ejercicios son seguros en el lipedema?
En general, los ejercicios más seguros y beneficiosos para pacientes con lipedema (con o sin hiperlaxitud) son aquellos de bajo impacto, controlados y que trabajen tanto la musculatura profunda como la movilidad.
Natación y aquagym
El entorno acuático reduce el peso corporal, favorece el drenaje linfático, protege las articulaciones y permite un entrenamiento cardiovascular completo.
Caminatas suaves con compresión
Caminar activa la bomba muscular de las piernas sin sobrecargar las articulaciones. Ideal con medias de compresión médica en fases iniciales del tratamiento.
Pilates y ejercicios de movilidad consciente
Fortalecen el core, mejoran el control postural y estabilizan la pelvis y la columna. Son muy adecuados cuando hay hiperlaxitud.
Entrenamiento de fuerza funcional supervisado
Fundamental para evitar la pérdida de masa muscular, mejorar la postura y proteger las articulaciones. Siempre adaptado, sin impacto y con énfasis en la calidad del movimiento.
¿Qué ejercicios deberías evitar?
- Correr o practicar deportes de alto impacto (crossfit, boxeo con salto, HIIT).
- Cualquier movimiento que genere dolor articular, hiperextensión o sensación de inestabilidad.
- Ejercicios que aumenten de forma descontrolada la presión intraabdominal (core mal ejecutado, abdominales clásicos).
¿Por dónde empezar?
En Clínica Simarro diseñamos planes de movimiento adaptados a cada paciente, tras valorar:
- La fase clínica del lipedema.
- La presencia de hiperlaxitud ligamentosa.
- Los antecedentes de lesiones o dolor crónico.
- El historial hormonal, digestivo o emocional.
Y lo hacemos dentro de un modelo integral, que combina la parte física con el tratamiento médico (como la lipomesoplastia), la nutrición antiinflamatoria personalizada y el apoyo emocional, según el perfil de cada mujer.
En resumen:
- El lipedema no es una contraindicación para hacer deporte, pero sí requiere un enfoque terapéutico y prudente.
- El tejido conectivo alterado debe ser respetado: hay que fortalecer, pero sin exigir más de lo que puede sostener.
- La hiperlaxitud, tan frecuente, no es debilidad, pero necesita un acompañamiento técnico.
- Con la guía adecuada, el ejercicio se convierte en un pilar fundamental para mejorar el dolor, el sueño, la concentración y la autoestima.
Pide una valoración en Clínica Simarro y empieza a moverte desde un lugar seguro, consciente y profesional.