El dolor en las articulaciones de pies y manos es una queja común en consulta. Muchas personas lo describen como rigidez, molestia al movimiento o presión localizada, especialmente por la mañana o después de permanecer en reposo. Aunque frecuentemente se asocia al envejecimiento o a la actividad física repetitiva, en realidad puede deberse a una amplia variedad de causas.
En Clínica Simarro abordamos este tipo de dolor desde una perspectiva integral. Sabemos que en pacientes con lipedema, estas molestias pueden estar relacionadas con factores mecánicos, inflamatorios o metabólicos que afectan al tejido articular de forma indirecta, pero significativa.
¿Qué enfermedades pueden causar dolor en las articulaciones de pies y manos?
El dolor articular localizado en manos y pies puede tener diversas causas, entre las que destacan:
1. Artritis reumatoide
Una enfermedad autoinmune que provoca inflamación crónica de las articulaciones. Afecta de forma simétrica a articulaciones pequeñas y puede deformarlas si no se trata a tiempo. Se acompaña de rigidez matutina prolongada, calor local y dolor persistente.
2. Artrosis
Degeneración del cartílago articular por sobreuso, envejecimiento o hiperlaxitud. Suele causar dolor mecánico, que empeora con la actividad y mejora con el reposo, aunque puede haber rigidez tras períodos de inactividad.
3. Gota o pseudogota
Trastornos metabólicos que provocan el depósito de cristales (ácido úrico o pirofosfato cálcico) dentro de las articulaciones, desencadenando inflamación aguda muy dolorosa.
4. Hiperlaxitud ligamentosa
En algunas personas, los ligamentos que estabilizan las articulaciones son excesivamente elásticos. Esto favorece la microinestabilidad, el desgaste progresivo del cartílago y la aparición de dolor, incluso en ausencia de enfermedades autoinmunes o degenerativas.
Dolor articular y lipedema: ¿cuál es la relación?
El lipedema es una enfermedad crónica e inflamatoria que afecta al tejido graso subcutáneo, especialmente en extremidades inferiores. Sin embargo, no se trata solo de un problema de acumulación de grasa: en muchos casos, se acompaña de síntomas articulares, incluso en zonas donde no hay volumen lipedematoso aparente, como manos y pies.
Esto se debe a varios mecanismos interrelacionados:
Subinflamación crónica
El tejido graso inflamado del lipedema libera citocinas y mediadores proinflamatorios que actúan a nivel sistémico. Este estado de inflamación de bajo grado afecta también al cartílago, al hueso subcondral y a las estructuras periarticulares, generando dolor y sensibilidad aumentada.
Hiperlaxitud ligamentosa
La hiperlaxitud está presente en un porcentaje elevado de pacientes con lipedema. Esta condición implica una menor estabilidad en las articulaciones, lo que aumenta la movilidad articular más allá de lo fisiológico. Como resultado, se producen micromovimientos repetitivos que generan desgaste prematuro, dolor mecánico y, en fases posteriores, artrosis.
Edema y alteración del retorno venoso y linfático
En el lipedema, la alteración del sistema linfático puede generar retención de líquidos, compresión de estructuras articulares y sensación de presión persistente en zonas como los tobillos, empeines o muñecas. Aunque el edema sea discreto o no visible externamente, puede contribuir al malestar articular.
¿Cómo se diagnostica el dolor en las articulaciones de pies y manos?
En Clínica Simarro realizamos una valoración clínica detallada de cada caso, que puede incluir:
- Historia clínica completa y exploración física.
- Estudios analíticos para descartar procesos inflamatorios o autoinmunes.
- Pruebas de imagen si están indicadas (radiografías, ecografía articular o resonancia).
- Evaluación del contexto inflamatorio y metabólico del paciente.
En pacientes con lipedema, el dolor articular suele estar subestimado y, a menudo, no se relaciona con alteraciones visibles en los estudios radiológicos. Esto no significa que no exista, sino que se debe probablemente a procesos funcionales inflamatorios o mecánicos sutiles.
¿Cómo se puede tratar el dolor articular en estos casos?
El tratamiento más eficaz en el contexto del lipedema es abordar el origen del problema, no solo los síntomas. En Clínica Simarro, centramos nuestra estrategia en:
Lipomesoplastia
Esta técnica médica permite reducir el volumen de tejido graso inflamado, mejorar el retorno venoso y linfático, y disminuir la presión articular indirecta que afecta a la biomecánica global del paciente.
Dieta cetogénica antiinflamatoria
La alimentación adaptada al perfil inflamatorio y metabólico de la paciente con lipedema puede reducir los niveles de inflamación sistémica, mejorar la composición corporal y disminuir el dolor articular. En muchos casos, este tipo de dieta permite reducir o suspender el uso de analgésicos crónicos.
Suplementación personalizada
En algunos casos, se valorará la inclusión de suplementos como omega-3, vitamina D, colágeno hidrolizado o magnesio, con el fin de apoyar la regeneración articular y reducir la sensibilidad.
Educación postural y movimiento adaptado
Aunque no realizamos fisioterapia en la clínica, ofrecemos pautas y recomendaciones de movimiento, evitando gestos repetitivos y posiciones articulares que sobrecargan las manos y pies. El aprendizaje de estrategias de autocuidado articular también forma parte de nuestro enfoque educativo.
El dolor en manos y pies no siempre tiene una causa evidente. En pacientes con lipedema, este síntoma puede deberse a inflamación crónica, hiperlaxitud articular o disfunción circulatoria, aunque los estudios radiológicos no muestren daño estructural importante.
El abordaje adecuado debe contemplar estos factores, y el tratamiento debe ser personalizado, integral y centrado en el origen del problema. En Clínica Simarro, trabajamos con protocolos adaptados a este perfil, ayudando a mejorar el dolor, la movilidad y la calidad de vida. Si experimentas dolor persistente en manos o pies, te invitamos a realizar una valoración con nuestro equipo médico especializado.