Los dolores articulares y musculares son una de las causas más frecuentes de malestar físico y pueden impactar seriamente en la calidad de vida. Aunque muchas veces se deben a esfuerzos puntuales o malas posturas, en otros casos son síntomas persistentes de un problema de base que requiere atención médica especializada.
Distinguir entre dolor transitorio y crónico es clave para evitar el deterioro progresivo de la movilidad y el bienestar.
¿Cómo saber si tu dolor articular y muscular es temporal o crónico?
El dolor muscular agudo suele surgir después de una actividad física intensa o movimientos no habituales. Este tipo de molestia suele desaparecer en unos días con descanso, estiramientos suaves y aplicación de frío o calor. Sin embargo, cuando el dolor persiste durante semanas, se repite frecuentemente o limita tus actividades cotidianas, puede deberse a una condición subyacente más compleja.
Las causas del dolor crónico pueden incluir enfermedades inflamatorias, alteraciones del tejido conectivo, desajustes biomecánicos, o incluso la combinación de factores estructurales y funcionales.
Enfermedades que provocan dolores articulares y musculares
En Clínica Simarro, realizamos una evaluación integral del dolor musculoesquelético, especialmente en pacientes con condiciones como el lipedema, donde el componente inflamatorio crónico y el estrés mecánico son muy relevantes.
Artritis reumatoide
Se trata de una enfermedad autoinmune que provoca inflamación persistente en las articulaciones, afectando varias a la vez de forma simétrica. Cursa con rigidez matutina, hinchazón, dolor y progresiva limitación del movimiento si no se trata correctamente.
Fibromialgia
La fibromialgia causa dolor muscular generalizado, fatiga intensa y una sensibilidad aumentada al tacto. No se asocia a daño articular evidente, pero conlleva un gran impacto funcional y emocional. Su abordaje debe ser multidisciplinar.
Lipedema
El lipedema genera una acumulación patológica de tejido graso inflamado, especialmente en piernas y brazos. Esta inflamación continua aumenta la presión sobre músculos y articulaciones, provocando dolor, pesadez y rigidez, incluso sin ejercicio. El tratamiento integral reduce considerablemente las molestias y mejora la movilidad.
Hiperlaxitud ligamentosa: más allá de la flexibilidad
Una causa poco conocida pero relevante de dolor musculoesquelético es la hiperlaxitud ligamentosa, una condición en la que los ligamentos son excesivamente elásticos y no proporcionan suficiente estabilidad a las articulaciones.
Aunque puede parecer una ventaja en términos de flexibilidad, esta hipermovilidad provoca que las articulaciones sean más propensas a desviarse o desalinearse, obligando a la musculatura a hacer un sobreesfuerzo compensatorio. Este estrés mecánico crónico genera dolor y fatiga muscular, incluso sin lesiones visibles.
Las regiones más afectadas suelen ser:
- Columna lumbar: puede aparecer hiperlordosis, sobrecarga muscular y dolor lumbar recurrente.
- Cadera y pelvis: inestabilidad, pinzamientos articulares o molestias al estar de pie o caminar.
- Rodillas: tendencia al valgo funcional, subluxaciones leves o dolor alrededor de la rótula.
- Tobillos: es característico que haya torceduras frecuentes sin que se llegue a producir un esguince real. La paciente puede notar cómo el tobillo se le va, sufrir una caída o desequilibrio, pero se levanta sin dolor y continúa caminando con normalidad. Esta inestabilidad crónica puede parecer leve, pero altera la mecánica de marcha y contribuye al dolor en otras estructuras.
- Planta del pie: pie plano doloroso, fascitis plantar y tensión en la musculatura de la planta.
La hiperlaxitud suele pasar desapercibida si no se valora de forma específica, y muchas veces es malinterpretada como debilidad o torpeza. Identificarla correctamente permite implementar estrategias personalizadas de tratamiento, como ejercicios de fortalecimiento, reeducación postural, plantillas estabilizadoras y control del estilo de vida.
¿Tus hábitos pueden estar empeorando el dolor?
Muchos factores cotidianos pueden agravar el dolor articular y muscular. Entre ellos destacan:
- Posturas mantenidas, especialmente al trabajar frente a pantallas.
- Sedentarismo o inactividad física prolongada.
- Sobrepeso, que aumenta la carga sobre las articulaciones.
- Estrés crónico y falta de sueño reparador, que sensibilizan el sistema nervioso al dolor.
Revisar y modificar estos hábitos puede ser un punto clave para mejorar los síntomas y prevenir su progresión.
Tratamiento de dolores articulares y musculares
En Clínica Simarro, abordamos el dolor desde una perspectiva multidisciplinar. Nuestro equipo realiza una evaluación completa que incluye:
- Historia clínica detallada y exploración física.
- Valoración funcional y postural.
- Estudios complementarios si son necesarios.
- Diagnóstico nutricional, inflamatorio y metabólico.
En base a los resultados, diseñamos un plan de acción adaptado que puede incluir:
- Entrenamiento de estabilidad articular y control postural.
- Nutrición antiinflamatoria, guiada por nuestros expertos.
- Tratamiento farmacológico, si se requiere.
El dolor que dura semanas o que limita tus actividades no debe ignorarse. Cuanto antes se identifique su causa, más eficaces serán las estrategias para tratarlo y prevenir complicaciones. En Clínica Simarro te ayudamos a recuperar tu movilidad, reducir el dolor y mejorar tu calidad de vida con un enfoque integral.