La hipertrofia de ligamentos amarillos es una condición degenerativa cada vez más frecuente, especialmente en mujeres mayores de 40 años. En Clínica Simarro atendemos con frecuencia a pacientes con dolor lumbar persistente, dificultad para caminar o rigidez de espalda, sin una causa clara en estudios previos.
En muchos casos, la evaluación clínica revela esta patología, poco conocida pero muy limitante, y que puede tener relación con procesos inflamatorios crónicos, hiperlaxitud ligamentosa o sobrecarga estructural.
¿Qué son los ligamentos amarillos y por qué pueden hipertrofiarse?
Los ligamentos amarillos son estructuras elásticas que conectan las láminas vertebrales por dentro del canal raquídeo. Su función es estabilizar la columna y permitir el movimiento armónico entre vértebras.
Sin embargo, en determinadas condiciones, estos ligamentos pueden engrosarse de forma anormal, perdiendo elasticidad y ocupando espacio que puede interferir con estructuras nerviosas. A este fenómeno lo denominamos hipertrofia del ligamento amarillo.
Esta hipertrofia puede generar compresión mecánica o irritación neurológica, provocando rigidez, dolor y pérdida de movilidad funcional.
Causas frecuentes de la hipertrofia de ligamentos amarillos
Aunque suele asociarse al envejecimiento, hoy sabemos que existen múltiples factores que pueden provocar o agravar esta condición:
- Subinflamación crónica: presente en diversas patologías del tejido conjuntivo, como el lipedema, puede estimular una respuesta fibrosa y engrosamiento de los ligamentos.
- Hiperlaxitud ligamentosa: en el caso del lipedema, esta condición está siempre presente, ya que se trata de una enfermedad que, además de ser estrógeno-dependiente, afecta al tejido conectivo. Esta hiperlaxitud genera inestabilidad mecánica y microtraumatismos articulares que favorecen el engrosamiento adaptativo de estructuras como el ligamento amarillo.
- Sobrepeso u obesidad: frecuentes en pacientes con lipedema, provocan una sobrecarga constante sobre la columna lumbar, acelerando procesos degenerativos articulares y ligamentarios.
- Hábitos posturales inadecuados y sedentarismo: una mala alineación vertebral o el exceso de carga en ciertas zonas puede producir estimulación mecánica continua, favoreciendo la hipertrofia.
Síntomas frecuentes
Los síntomas más comunes de esta condición suelen ser progresivos y, en ocasiones, se confunden con artrosis, ciática o fibromialgia:
- Dolor lumbar o dorsolumbar, que se agrava con el esfuerzo o al permanecer de pie.
- Rigidez y sensación de bloqueo en la zona baja de la espalda.
- Pesadez o debilidad en las piernas, especialmente al caminar.
- Adormecimiento o sensación de acorchamiento en glúteos o extremidades inferiores.
- Claudicación al caminar (necesidad de detenerse por molestias), síntoma clásico en casos de compresión funcional.
¿Cómo se diagnostica en Clínica Simarro?
A diferencia de otros centros, no utilizamos pruebas radiológicas, ya que la hipertrofia ligamentosa puede identificarse de forma efectiva mediante una valoración clínica y exploración física detallada. Nuestro equipo analiza:
- El patrón del dolor y su evolución con la actividad o el reposo.
- La movilidad funcional de la columna y signos de rigidez mecánica.
- La respuesta neuromuscular y propioceptiva, especialmente en pacientes con hiperlaxitud.
- La historia clínica completa, incluyendo el estado inflamatorio, el peso corporal y antecedentes de disfunción del tejido conectivo.
Este enfoque permite detectar con alta precisión la presencia de un problema estructural o inflamatorio que afecte a los ligamentos espinales, sin necesidad de pruebas invasivas.
Tratamiento: integral, conservador y personalizado
En Clínica Simarro abordamos esta patología de forma global y no invasiva, adaptando el tratamiento al perfil de cada paciente. Nuestro enfoque combina:
- Fisioterapia especializada: enfocada en mejorar la movilidad, estabilizar la columna y reducir la rigidez. En casos de hiperlaxitud, el tratamiento se centra en mejorar el control motor y la fuerza estabilizadora.
- Reeducación postural y ergonomía funcional, para minimizar sobrecargas mecánicas crónicas.
- Intervención nutricional: esencial para reducir tanto la inflamación sistémica como el peso corporal, si es necesario.
- Apoyo farmacológico cuando hay dolor neuropático o inflamación localizada, usando tratamientos ajustados a la sintomatología.
Todo el tratamiento se planifica desde una visión funcional, con el objetivo de evitar intervenciones innecesarias, mejorar la calidad de vida y restaurar la autonomía del paciente.
En pacientes con lipedema: una prioridad diagnóstica
En mujeres con lipedema, el riesgo de hipertrofia de ligamentos amarillos es especialmente elevado por la triple carga mecánica, estructural y hormonal:
- La hiperlaxitud ligamentosa —presente siempre— desestabiliza las articulaciones vertebrales.
- La inflamación crónica de bajo grado daña progresivamente el tejido conjuntivo.
- El sobrepeso u obesidad añade un componente de presión constante sobre la columna.
Por eso, es fundamental que estas pacientes reciban una evaluación clínica específica que tenga en cuenta estas características y no confunda los síntomas con un “dolor normal”.
La hipertrofia de ligamentos amarillos no debe considerarse una consecuencia inevitable de la edad, sino una manifestación tratable de disfunción estructural y metabólica. Con una evaluación clínica cuidadosa y un tratamiento integral, es posible recuperar la movilidad, reducir el dolor y mejorar la funcionalidad sin recurrir a pruebas invasivas ni cirugías. ¡Pide cita en Clínica Simarro!



