Generalmente, las mujeres que padecen lipedema presentan en su juventud una cintura y parte superior del cuerpo delgada. El progreso del lipedema provoca un aumento de volumen en las piernas, cuya respuesta a dietas y ejercicio es nula o escasa.
Generalmente, el lipedema es doloroso. Los casos en los que no se presenta dolor, suelen coincidir con las primeras fases de la patología, a pesar de que si puedan estar presentes otros síntomas como la sensación de piernas cargadas y molestas.
El acúmulo de grasa patológica en las piernas, tiende a generar una desproporción entre la zona superior e inferior del cuerpo.
Puesto que las dietas tienen poca respuesta en las zonas afectadas por el lipedema, el uso de estas puede contribuir a acentuar más esta desproporción.
La fóvea es la depresión que deja la presión del dedo sobre la piel cuando el tejido graso subyacente este infiltrado por líquidos, produciendo edema.
El lipedema no produce infiltración de líquidos y por lo tanto, no existirá fóvea excepto en el grado V (lipolinfedema) siendo un criterio claro de diferenciación con el lipedema.
El signo de Stemmer consiste en poder coger un pellizco fino en la base del segundo y tercer dedo del pie. Si no se puede coger este pellizco el signo será positivo y habrá que pensar en la afectación del sistema linfático. Si por el contrario, si se puede coger este pellizco, el signo será negativo, pudiendo valorarse otra patología como el lipedema.
El lipedema suele asociarse por error a un problema meramente estético, sin considerar el impacto psicológico que le produce a quien lo padece.
Una gran parte de mujeres, podrá presentar alteraciones psicológicas, tales como depresión, trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y otros que en muchos casos tienen origen en la incomprensión social y en la falta de diagnóstico de esta patología.
Cuando las mujeres afectadas por el lipedema cogen peso, no suelen responder a las dietas o a la práctica de ejercicio prescritas por médicos y nutricionistas.
En muchas ocasiones incluso se pone en duda la correcta realización de las dietas, ya que es bastante frecuente el desconocimiento de esta enfermedad dentro de la clase médica, en la cual una de las características es su nula o escasa respuesta a dietas y ejercicio.
Muchas pacientes manifiestan sentimientos de culpa supuestamente por no haber realizado bien la dieta.
Con el trascurso de los años, estás pacientes, observan que la enfermedad prosigue su desarrollo sin ninguna solución y esto les llevar muchas veces a dietas aún más extremas que podrán derivar también en trastornos de la conducta alimentaria
La base hormonal del lipedema está estrechamente asociada a los estrógenos (hormonas femeninas) motivo por el cual, el lipedema es raro en varones.
Es habitual en el lipedema la aparición de un depósito de grasa en la parte interna de la rodilla, a este depósito de grasa se le ha llamado “Almohadilla del lipedema”
La acumulación circular de grasa por encima del tobillo, que termina abruptamente en forma de borde de copa. Ocurre en algunos tipos de lipedema, no suele ocurrir en otras enfermedades.
Según diversos autores, existirían otros síntomas que podrían aparecer a lo largo del desarrollo de la enfermedad, entre los que se encontrarían:
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A partir del lipedema grado II se observa en la parte interna y posterior de la rodilla un aumento de grasa, característico del lipedema. La almohadilla del lipedema.
En ocasiones, cuando el lipedema afecta a la mitad inferior de las piernas, el acúmulo de grasa termina abruptamente por encima del tobillo, formando una especie de borde de copa.
A esto se le ha denominado como signo de la copa o signo de Cuff. Si el lipedema avanza y se transforma en un lipolifendema (tipo V). La zona por debajo de los tobillos se ve afectada y el signo de la copa tiende a desaparecer al inflamarse también el pie.
El origen del lipedema tiene una base inflamatoria, hereditaria y hormonal, siendo esta última la causante de su elevada prevalencia en las mujeres, debido a la acción de los estrógenos (ver desencadenantes del lipedema).
En el caso de los varones, las hormonas masculinas (andrógenos) no producen una proliferación de nuevas células grasas en los miembros inferiores. Si hubiera inflamación, ocurriría en la grasa que hay dentro del abdomen. Es por este motivo por el cual el lipedema no se da con frecuencia en los varones.
En algunas ocasiones uno de los miembros estará ligeramente más afectado que el otro y el dolor o la hinchazón podrían sentirse con mayor intensidad en la pierna más afectada.
El signo de Stemmer consiste en poder coger un pellizco fino en la base del segundo y tercer dedo del pie. Si no se puede coger este pellizco el signo será positivo y habrá que pensar en la afectación del sistema linfático. Si por el contrario, si se puede coger este pellizco, el signo será negativo, pudiendo valorarse otra patología como el lipedema.
El lipedema suele presentar una clara desproporción entre la mitad superior e inferior del cuerpo.
Habitualmente, su desarrollo comienza en los miembros inferiores, pudiéndose extender con el transcurso del tiempo a los brazos y al resto del cuerpo. En raras ocasiones se produciría una afectación de los brazos sin que se hubieran afectado las piernas primero.
En nuestra experiencia, el inicio del desarrollo del lipedema seguiría los siguientes patrones:
En algunos casos, el uso de dietas podría tender a acentuar esta desproporción, al tener una nula o escasa acción en las zonas afectadas por el lipedema (mitad inferior del cuerpo) y adelgazar la mitad superior principalmente.
Con el transcurso de los años (frecuentemente en la menopausia) se puede afectar también la mitad superior del cuerpo, desapareciendo la desproporción entonces y asumiendo el aspecto de una obesidad generalizada.
Una de las características principales del lipedema es su nula o escasa respuesta a estímulos lipolíticos, tales como la dieta o el ejercicio físico.
Esto se debe principalmente al daño metabólico que sufren las células adiposas como consecuencia de una situación de inflamación crónica de bajo grado.
Ante esta situación inflamatoria, las células adiposas afectadas perderán su capacidad de liberar grasa para generar energía, aumentando progresivamente su volumen.
Según diversas publicaciones científicas, incluso con una cirugía bariátrica, la respuesta en miembros inferiores suele ser escasa.